Querida ex esposa:
No sabes qué alegría me ha causado recibir tu carta.
Es verdad que tú y yo hemos estado casados 7 años aunque eso no significa que hayas sido una buena mujer.
Todo lo contrario. Verás… Yo veo tantos partidos de fútbol para tratar de ahogar el aburrimiento que me causan tus constantes quejas y malas actitudes.
Qué pena que no funcionó lo nuestro, porque yo te amaba.
Claro que noté que te habías cortado el pelo, y la primera cosa que me vino a la cabeza fue:
“¡¡¡Rayos, si parece un hombre!!!”… pero mi madre me enseñó que si no puedo decir algo bueno de alguien, es mejor no decir nada.
Cuando cocinaste mi plato favorito, debes haberme confundido con mi hermano, porque yo dejé de comer cerdo hace casi 7 años.
Me fui a dormir cuando te pusiste ese camisón, porque la etiqueta con el precio todavía estaba pegada a la prenda y recé pidiendo que fuera coincidencia que mi hermano me pidiese prestados 50 dólares esa misma mañana cuando la etiqueta marcaba 49,99. No obstante y como todavía tenía esperanzas, pensé que todavía podíamos resolver lo nuestro, así que cuando descubrí que había sido el ganador de la lotería de diez millones de dólares, renuncié a mi trabajo para tener todo el tiempo para ti, y además compré dos boletos para Jamaica. Pero cuando llegué a casa, tú ya te habías marchado.
Todo ocurre por una buena razón, eso creo. Espero que tengas la vida que siempre deseaste.
Mi abogado dice que gracias a la carta que me dejaste, no recibirás ni un céntimo, así que cuídate mucho.
P.D. No sé si alguna vez te comenté esto antes, pero mi hermano Carlos, cuando nació, se llamaba Carla.
Espero que esto no te será un problema.
Firmado,
¡¡¡ Rico y Libre