He sentido llegar la vida en cada amanecer en lo alto de la sierra cuando se abren los colores sobre el manto de la tierra suavemente se estrechan las plantas dejando aromas frescos y sus pétalos sueltan un ligero bostezo al viento.
Yo la esperé con el canto de las aguas, entonces solo cerré mis ojos para sentir como nace esa música es un concierto habitando en mis oídos con esa ternura y el roce discreto, el aire me entregó una sonrisa… solo ellas, las yemas de mis dedos atrapaban esas notas y su origen.
Muy retirado seguia su viaje un velo cristalino pero a instantes llegaban esas pequeñas pausas que abrazan las rocas dejando calor a su paso detras las reciben sus montañas viejas guardianes de gesto amable que por su sabiduria han sabido dar protección a la naturaleza.
Vi saltar los peces chapoteando en el río burlando la carnada, parecian ya maestros con su paso veloz, les perdía de vista solo dejaban unas ondas que se desvanecian poco a poco.
El paisaje se compartía con esos altos pinos que alegran de día y se pierden en la obscuridad de pronto escuché un ruidito eran un par de ardillas juguetonas de color café tostadito daban vueltas, ellas tienen su danza y un language que parece un trabalenguas parecia que estaban celebrando.
Algo voló por mi hombro era una exquisita mariposa sus alas de un amarillo claro enmarcados de un color gris tuve tiempo de observar su cuerpo ella estaba posada en una rama tomando un baño de sol sus antenitas eran como dos hongos diminutivos, entonces se inclinaron dejando un saludo en el viento y siguió su viaje por lo alto.
Se asomaba el atardecer y un suave remolino de viento rondaba las ramas, entonces levanté la mirada la luz del sol desprendía rayitos multicolores mientras él desendía, la noche venía.
El firmamento se viste de luceros y su luz bendita alumbraba la noche con sus sonidos que se quedan en mi alma ahi me quedé abrazada a la naturaleza a mi vida y mi poesía.
AUTOR ALONDRA
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