Calma
La prisa mata el amor.
Ella nos impide ver el sentido
en la vida.
Nos levantamos rápido, comemos
apurados,
nos vestimos de prisa, vamos a
trabajar raudos,
hablamos
atropelladamente.
Al final del día nos sentimos
angustiados y cansados.
Una buena práctica para ajustar
el ritmo de la
respiración y de los
pensamientos es empezar
el día con una breve
meditación.
Así, aunque los
eventos nos apresuren,
estaremos preparados para
caminar
en la velocidad correcta.
Un abrazotee