EL VIENTO
Sentada en el silencio con mi único testigo el pensamiento, oigo suspirar al viento con su triste y doloroso lamento.
¡Háblame! Silencio, ¿que le pasa al viento? ¿Es posible que le duela el movimiento?
El silencio me ha envuelto para contarme que el viento fue un hombre en su momento.
La vida le destrozó, dejando a su amada sumida en el dolor, pero aquello no le venció.
Y así fue que se hizo viento para acariciarla con pasión regalándole cada mañana un beso y su frescor, para decirle te quiero, con un susurro de amor.
Maria
¡¡¡FELIZ DÍA!!
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