Cada día que pasa, pienso...
que es imposible
querer más, de lo que tú y yo nos queremos.
Cada día que pasa, pienso...
que sólo eres una nube inexistente
que surcó mi cielo una tarde otoñal.
Cada día que pasa,
dos gotas de felicidad
visten mis ojos con tu brillo.
Cada día que pasa
te quiero más y más.
¡Incontroladamente!
¡Desesperadamente!
con la fuerza de un huracán que azota
las costas periféricas de mi alma
y hace vibrar de felicidad,
el núcleo recóndito de mi vida.
¡Siempre te he necesitado!
¡Desde el día en que nací,
ya era tuyo!
¡Nací… para ti!
¡Crecí… para ti!
¡Vivo… para ti!
y cuando me vaya, lo haré únicamente
para poder estar algún día y eternamente...
junto a ti.
d/a