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~♥~ Mensajes Cristianos ~♥~: -EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 03 DE ABRIL DE 2011.DIOS LOS BENDIGA,FELIZ DIA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 03/04/2011 10:48

El Evangelio de Hoy DOMINGO 03 DE ABRIL DE 2011.

IV Domingo de la Cuarta semana de Cuaresma.

¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo

que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir 

 y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra.  

Con alegría leamos la palabra.  

“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.

“Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer

se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.

Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca

Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad

lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza

y enciende mi corazón para que la palabra de Dios

pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio

de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,

lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.

Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.

Señor, aquí tienes mi corazón abierto,

dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo

y con la voluntad decidida para obedecerle.

En Ti esta la luz y la salvación.

Amen y Amen

PRIMERA LECTURA.

1Samuel 16,1b.6-7.10-13a

En aquellos días, el Señor le dijo a Samuel: "Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey." Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: "Seguro, el Señor tiene delante a su ungido." Pero el Señor le dijo: "No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón." Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: "Tampoco a éstos los ha elegido el Señor." Luego preguntó a Jesé: "¿Se acabaron los muchachos?" Jesé respondió: "Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas." Samuel dijo: "Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue." Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Anda, úngelo, porque es éste." Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Palabra de Dios

Meditación

David es ungido rey de Israel

Dios se fija en el corazón humano, sede de actitudes, sentimientos, pensamientos..., y no en las meras apariencias humanas. El Señor elige al menos importante de la casa de Jesé. ¿Así nos comportamos también nosotros los cristianos? No cabe duda alguna de que es mucho más rentable y agradable codearnos con los más importantes, con los más poderosos en la política, en las finanzas..., ¿pero es actitud bíblica? Y esta pregunta debemos planteárnosla los que no somos nada ni nadie en la sociedad eclesiástica y civil; porque los que son algo, de ordinario, lo tienen muy claro.

Fragmentos del inicio de la historia de David. Saúl, que había sido ungido para ser el primer rey de Israel, no ha sido fiel al Señor. Ahora el Señor escogerá a otro. El profeta Samuel es enviado a ungir al que debe ser el nuevo rey. La unción consagraba a la persona ungida para una misión y le confería la fuerza para llevarla a cabo. Al ver a Eliab, Samuel cree que ya ha encontrado al que debe ungir. Pero el Señor no ha escogido a un hombre "de buena estatura", como Saúl, sino al más joven de todos, que hacía de pastor. El Señor, como tantas veces repetirá la Escritura, no se fija en las apariencias, sino en el fondo del corazón.
Finalmente, Samuel se da cuenta de que el Señor quiere por rey a aquel en quien nadie pensaba: el hijo pequeño de Jesé, que estaba guardando el rebaño. La imagen del pastor para designar la misión del rey de Israel y la del Señor mismo entrará en la tradición de Israel y llegará al Nuevo Testamento.
La unción de David se presenta con unos efectos perennes. El Espíritu del Señor se apodera de David, no por un tiempo pasajero, como sucedió con Saúl, sino por siempre. 

Salmo responsorial: 22

El señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:  en verdes praderas me hace recostar,  me conduce hacia fuentes tranquilas  y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo,  por el honor de su nombre.  Aunque camine por cañadas oscuras,  nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,  enfrente de mis enemigos;  me unges la cabeza con perfume,  y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan  todos loa días de mi vida,  y habitaré en la casa del Señor  por los años sin término.

 SEGUNDA LECTURA
Efesios 5,8-14

Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de luz-, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo descubierto es luz. Pero eso dice: "Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz."
Palabra de Dios

Meditación

Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz 

La fe en Cristo hace ver la realidad, el auténtico sentido de las cosas. El discípulo, como iluminado, emplea esta luz no sólo para sí mismo o su comunidad de fe sino también para ayudar a sus hermanos los hombres. La luz no alumbra exclusivamente a su portador sino también a quienes caminan junto a él. Desde la experiencia cristiana se ven con claridad actitudes imposibles de vislumbrar desde otras posturas. La invitación paulina a caminar presupone, además de una actividad un progreso que acerca a una meta final.

Pablo llama "tinieblas" al pecado y a la ignorancia que tiene el hombre acerca de Dios, y "luz" a la presencia de Dios en la que vive el justo y el verdaderamente sabio. El hombre se define por sus obras, el que comete pecado es tinieblas y el que hace la justicia es luz. Pablo se dirige a los cristianos de Efeso que proceden del mundo pagano. Estos hombres han encontrado en Cristo "la luz del mundo" (cf.evangelio de hoy). Ahora tienen el deber de iluminar a cuantos todavía permanecen en las tinieblas. Si los cristianos no se comportan como la luz, si no llevan una vida que oriente a los hombres, de poco servirá que descubran a la luz del evangelio las obras malas de los gentiles. Pablo espera que los fieles brillen en el mundo no sólo con las palabras, sino también con el testimonio de las obras. Su presencia ha de ejercer en el mundo una función crítica y liberadora, para que todos lleguen a ser luz en el Señor.

Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz
Pablo está hablando de la vida nueva del cristiano. Ha utilizado antes la imagen del vestido viejo y del nuevo para hablar de la vida de los bautizados, y ahora habla en términos de tinieblas y de luz, muy presentes también en los primeros tiempos del cristianismo.

El bautismo en el Señor marca la diferencia entre el antes, en que "erais tinieblas" y el ahora, en que "sois luz". Y la luz da fruto: bondad, justicia y verdad son términos globales para indicar la manera de vivir según el Señor.

El Evangelio de hoy

Juan 9,1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo." Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado.) " Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo." Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo." Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" Él contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver." Le preguntaron: "¿Dónde está él?" Contestó: "No sé." Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado." Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta." [Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse." Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él." Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador." Contestó él: "Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo." Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene." Replicó él: "Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder." Le replicaron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él. Jesús añadió: "Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos." Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: "¿También nosotros estamos ciegos?" Jesús les contestó: "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste."
Palabra del Señor.

Reflexión

Curación del ciego de nacimiento 

Pertenece este evangelio a la etapa en la que Jesús se proclama a sí mismo, cada vez más solemnemente, luz y vida del mundo (capítulos 7 al 12 de san Juan), junto a una hostilidad creciente por una parte de los judíos que culminará en la decisión del Sanedrín de darle muerte. El evangelista se interesa en esta sección de su evangelio, ante todo, por la lucha de Jesús con los jerarcas judíos de Jerusalén. En el evangelio que hoy hemos leído, podemos ver con claridad la opción manifiesta entre las autoridades judías, esos ciegos espirituales que excluyen de la sinagoga al agraciado con el milagro, y Jesús, buen pastor, que da la luz y la vida a los que creen en él.
Jesús siempre será luz y vida para todo hombre de buena voluntad. Solamente los calculadores, los egoístas, los que ponen todo su corazón en las riquezas, dominadores de hombres y, normalmente, los poderosos de este mundo, tendrán interés en la luz de un Jesús desvirtuado, reducido a formulismo, rito o costumbre; estarán dispuestos a aceptar a un Jesús a su servicio; un Jesús que siempre les diga cosas agradables y que no descubra la tiniebla de su vida.
Y por la gracia de Dios, cada cristiano está también destinado, como Jesús, a ser luz y vida para el mundo en que vive. «Este pueblo mesiánico, aunque no incluya a todos los hombres actualmente y con frecuencia parezca una grey pequeña, es, sin embargo, para todo el género humano, un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Cristo, que lo intuyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad, se sirve también de él como instrumento de la redención universal y lo envía a todo el universo como luz del mundo y sal de la tierra». Y esto es lo fundamental: la Iglesia, y por consiguiente cada uno de los que nos llamamos cristianos tiene que ser luz del mundo.
El cristiano debe acercarse a los hombres para colaborar con ellos en todo lo constructivo, pero de nada servirá ese acercamiento si al hombre de nuestro tiempo no le resulta fácil ver que ese otro hombre que se le acerca le está anunciando, a través de su propia vida, el designio supremo de Dios.
El cristiano vive en el mundo para manifestar el amor de Dios al mundo. Grave responsabilidad para hombres tan débiles. Es cierto que somos los ungidos del Señor; que debemos andar como hijos de la luz; que estamos en el mundo para que los hombres vean.
El cristiano que no suscite inquietudes y contradicciones, acaso tendría que preguntarse si no habrá desvirtuado su propia condición de seguidor de Jesús. Pero existen muchísimos hombres de buena voluntad que sólo esperan a que el signo sea legible. Y este signo es la vida de cada uno de nosotros.
Y esto es lo que nos debe de doler: que no acertemos a ser ese signo de Dios. A fuerza de mixtificar nuestro cristianismo y no permanecer fieles al «escándalo de la cruz». A fuerza de querer confundir al cristianismo con cualquier opción temporal, raza o cultura. A fuerza de usar nuestra condición de cristianos como tapadera de una vida tenebrosa, llena de egoísmos y de afán de dominio. A fuerza de ser habladores y autosuficientes.
A fuerza de ser muy ortodoxos pero muy poco orto-prácticos. Como cristianos, nos cuesta desprendernos de la ganga de mundo que se nos ha ido adhiriendo a lo largo de los siglos. Somos conservadores y estamos dispuestos, a lo peor, a partimos el alma por conservar cosas que más perjudican que benefician. Somos progresistas y no pretendemos, a lo peor, otra cosa que «hacernos los simpáticos» con la última ideología que circule por ahí.

Ciegos y sordos, debemos comenzar por escuchar lo que se nos dice, por una escucha paciente; llegar a creer, a ver la luz del día, a esperar. Esperar todo de ti significa vivir de gracia. Estoy convencido de que lo Biblia es un libro de esperanza. En cuestión de esperanza, cada mañana tú eres nuestra esperanza. Aquí estamos juntos, nosotros, que esperamos conocerte un día, verte cara a cara. Y seremos iluminados con la luz de Tú mirada.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu  vida. Ábrele tu corazón.Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Señor. Que mis ojos vean que Tú eres la luz que alumbra mi camino. Que mi alma sienta el gozo de llevarte muy dentro. Ayúdame, Señor, para que no me pierda en mi debilidad. Dame tu luz para mirar con amor misericordioso y con benevolencia a mis hermanos. Abre mis ojos, Señor, para verte a ti en mis hermanos. Abre mi corazón para aprender a amar como tú me amas. Dame tu Espíritu y tu paz. Quiero iluminar con mis palabras y deseo que las vidas de todos mejoren después de encontrarte. Me pongo en tus manos para ser un instrumento de tu amor, con sencillez y sin falsas pretensiones. Te amo y siempre te amaré. Dame señor el gusto de buscar en oración al padre. “Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén,Y Amen



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