LEYENDA DEL "CONEJO DE PASCUA"
Cuenta
esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había
dado José de Arimatea, había dentro de la cueva un conejo escondido, que
muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste
porque Jesús había muerto.
El
conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra
que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería
ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así
pasó mucho rato viéndolo; pasó todo el día y toda una noche, cuando de
repente el conejito vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las
sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que
tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El
conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que
avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían
que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como
los conejos no pueden hablar, se les ocurrió que si les llevaba un
huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo
hizo.
Desde
entonces, cuenta la leyenda que, el conejo sale cada Domingo de Pascua a
dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que
Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Importancia de la fiesta
El Domingo de Resurrección o de Pascua
es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la
Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo
triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En
la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría.
Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y
que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús
sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico,
cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas
apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la
Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia
liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En
la Resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús
está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede
preocupar? Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la
Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta
vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y
eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
WebsetCopyRight ©2011 Art by Graciela-All Rights Reserved |