Es primavera en las montañas.
Vine sólo en tu busca.
Entre las crestas silenciosas
el eco de las hachas: talan árboles.
Los arroyos helados todavía.
Hay nieve en el sendero.
Bajo un sol indeciso
llego a tu choza, entre dos rocas
colgada. Nada pides, nada esperas.
No ves siquiera el halo que te envuelve,
vaga luz oro y plata. Manso
como los ciervos que has domado.
¡Olvidar el camino de regreso,
ser como tú, flotar,
barca sin remo, a la deriva!