Sobre los arbustos, en Cova de Iría,
bajó, de los cielos, la Virgen María.
Un feliz domingo, un trece de mayo,
brilló en el paisaje su luz, como un rayo.
Los tres pastorcitos vieron, en la encina,
lucir, como un sol, su emisión divina.
Su túnica es blanca, señal de pureza.
Su rostro revela celestial belleza.
Dijo a los pastores, con voz dulce y suave,
que no tengan miedo. Lucía no sabe
quién es la señora. Pregunta, con celo,
de dónde procede. Dice: soy del cielo.
¿Iremos al cielo?, consulta Lucía.
Responde que sí, la Virgen María.
Ella les anuncia que deben sufrir
para que las almas consigan vivir
en la gloria eterna. Les encomendó
rezar el Rosario y les prometió
regresar seis meses. Como luz del cielo
se elevó la Virgen en místico vuelo.
AVE, AVE, AVE MARÍA. AVE, AVE, AVE MARÍA.
¡¡¡Hermoso mensaje mi querida Azucena!!!
¡¡¡Bellísimo poema de esta genial autora!!!
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