AL OÍDO
Déjame penetrar por este oído
camino de mi bien el mas derecho
y, en el rincón más hondo de tu pecho,
deja que labre mi amoroso nido.
Feliz eternamente y escondido,
viviré de ocuparlo, y satisfecho..
¡De tantos mundos como Dios ha hecho,
este espacio no más a Dios le pido!
Ya no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,
ni gloria de tantos codiciada...
Quiero cifrar mi fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu mirada;
y en tus brazos de amor toda la gloria.
Margarita de Hickey