Para Mercedes
En nuestra excursión campestre
En la tarde feliz y venturosa,
comprendido el encanto de tu amor,
¿qué se puede ofrecer que sea mejor
que esta vida tranquila. deliciosa?.
En el campo la inquieta mariposa
parece revelarnos el primor
de aquello que es eterno y superior
y escapa a nuestra vista perezosa.
Eres, Mercedes, la única ilusión
de mis hondos románticos desvelos
en este discurrir de la existencia.
Me lo dice, en verdad, el corazón,
y la sombra fatal de necios celos
subyugada me deja la conciencia.
Fermín R. Losada