A Una Flor
Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el
contento
¿te doblas ya y cansada y sin
aliento,
te entregas al dolor y a la
agonía?
¿No ves, acaso, que esa sombra impía
que ennegrece el azul del
firmamento
nube es tan sólo que al soplar el
viento,
te dejará de nuevo ver el día?…
¡Resucita y levántate!… Aún no llega
la hora de que en el fondo de tu
broche
des cabida al pesar que te
doblega.
Injusto para el sol es tu reproche,
que esa sombra que pasa y que te
ciega,
es una sombra, pero aún no es la
noche.
Manuel Acuña