Esta es la historia de cuando la luna se convirtió en mujer. Anduvo vagando por el mundo, acompañada muchas veces, sola otras tantas.
Una noche mirando al cielo una estrella fugaz calló al mar. Desde entonces la luna y la estrella son amigas eternas.
Cuando en la noche todo está oscuro, la estrella brilla sobresaliendo a todas las demás, recordándole así a la luna que con ella siempre estará. Si la noche es plateada, la luna brilla llena para cuidar de la estrella, y así esta nunca se pierda. Pero si el caso es de una noche clara, sin luna llena y tampoco estrellada, la luna y la estrella brillan juntas desde el ocaso hasta la mañana.
Aún cuando es de día y no pueden ser vistas, van siempre de la mano, escondidas detrás de la luz, rodeadas por el universo y esperando el momento en que juntas iluminarán la noche, aún cuando la distancia entre ellas sea del tamaño del cielo.
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