LA PACIENCIA
¡Los momentos más duros de la vida son aquellos
cuando todo lo que sabemos de Dios no nos ayuda
a obtener resultados!
Es cuando aprendemos acerca de Su silencio.
Cuando Dios no habla, es que Él está:
- enseñando, incluso en la quietud;
- permitiéndonos crecer mediante el esfuerzo
para pensar, estudiar y llegar a conclusiones,
mientras Él está cerca con sonrisa silenciosa
y ojo vigilante.
La fe viene por el oír.
¡La paciencia viene por el silencio!
Paciencia es lo que Dios te da cuando las cosas
malas no cambian. Es su sedante para el corazón
atribulado. Es el bálsamo con que Él te frota
en los músculos adoloridos, cuando sientes
como que te están estirando hasta el punto
de descoyuntarte.
Son tiempos, cuando el dolor dura tanto, que sólo
Dios puede darte la paciencia necesaria,
la pura gracia para sostenerte a través de ello.
En resumidas cuentas, la paciencia no es más
que fuerza aprovechada, poder enfocado,
y fe que se toma tiempo.
Escucha:... "y corramos resueltamente
al combate que se nos presenta.
Fijemos la mirada en el iniciador y consumador
de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar
del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz
sin tener en cuenta la infamia, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios.
Piensen en aquel que sufrió semejante
hostilidad por parte de los pecadores
y así no se dejarán abatir por el desaliento”. (Hb 12, 1-3)
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