El Evangelio de Hoy DOMINGO 20 DE NOVIEMBRE DE 2011
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario A
"Los hombres tienen con frecuencia bastante religión para sentirse enemigos de los que tienen otra; y muy pocas veces tienen la religión necesaria para amarse los unos a los otros".
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
PRIMERA LECTURA. Ezequiel 34,11-12.15-17. *A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja*.
Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío." Palabra de Dios.
Meditación
El texto, dirigido a los responsables del pueblo, utiliza la imagen del pastor empleada por (Jr 23,1-6). Dios reprueba a los reyes y a cuantos estaban investidos de poder (sacerdotes y escribas) porque han faltado a sus deberes y han incumplido las funciones de guiar al pueblo. Todo lo que han hecho con las ovejas (Israel) ha sido nefasto, y mortal: han pensando siempre en ellos y nunca en el pueblo, han empleando la violencia con sus hermanos y los han entregado en las manos de los pueblos vecinos. Al rey Dios le echa en cara su culpa y le anuncia que le quitará el pueblo y él mismo cuidará y apacentará a su rebaño como rey y Mesías (vv. 11-16; cf Is 40,11; Sal 22). No es cuestión de sustituir unos jefes indignos por otros para que conduzcan al pueblo, ni es cuestión de invertir el orden; se trata del anuncio de una teocracia. La profecía se hizo realidad: a la vuelta del destierro de Babilonia, el «resto de Israel» no volvió a tener más un rey, sino la anunciada teocracia. Dios mismo alimentará a su pueblo, proveerá sus necesidades y los deseos de todos. Ezequiel inauguró así la nueva teocracia divina, en la cual Cristo, verdadero pastor del pueblo, puso a sus enemigos como escabel de sus pies. ÉL en efecto, no «desperdiga”, sino que «reúne»; conduce a los pastos a sus ovejas y les proporciona descanso; va en busca de la oveja perdida y venda a la herida. Estos son los rasgos que los evangelios le aplican a Cristo. El rey Mesías es el rey para los demás: su majestad es servicio, no dominio; es entrega de sí mismo y predilección por los pobres y los débiles.
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Salmo: 22(23). *El Señor es mi pastor, nada me falta.* El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
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SEGUNDA LECTURA. 1Corintios 15,20-26.28. *Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos.*
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos. Palabra de Dios
Meditación
Este texto de san Pablo relaciona la soberanía de Jesús con la resurrección y la victoria sobre el pecado y la muerte. Es una visión grandiosa de la realeza de Cristo, una majestad en desarrollo: Jesús, aunque ha resucitado, aún está en lucha contra el pecado del mundo y la muerte. Al final, las potencias del mal y de la muerte serán derrotadas y Cristo podrá entregar su Reino al Padre. El texto comienza diciendo que «por su unión Con Adán todos los hombres mueren» (v. 22), excepto el primogénito de la nueva humanidad, Jesucristo, el resucitado, que se ha liberado de toda esclavitud. Él no ha querido ser el único en triunfar sobre la muerte, sino que ha unido consigo a la Iglesia, indicándole los medios prácticos para vencer la muerte y el mal. El primer Adán, en efecto, arrastró a la humanidad a la muerte, mientras que el segundo Adán, Jesucristo, arrastra a los suyos a la resurrección. El ya ha resucitado como «primicia» (“primer fruto”, versículo 23), como primera célula del mundo nuevo. Luego, después de su venida, resucitarán «los que pertenezcan a Cristo» (v. 23). El último enemigo que será destruido será «la muerte» (v. 26). Entre las primicias de la resurrección de Cristo y el acontecimiento final de la resurrección de sus se seguidores está la historia y la vida del mundo, que se encuentran dominadas por la lucha de Cristo y las potencias: «Es necesario que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos bajo sus pies» (v. 25). Ahora esta lucha continúa, pero al final la muerte será vencida.
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SANTO EVANGELIO. Mateo 25,31-46. *Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros*.
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
Reflexión
Hoy es el último domingo del tiempo que llamamos ordinario. El próximo comenzaremos el Adviento. Y en este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey, de un rey que no es de este mundo, que no actúa como los reyes de este mundo. Jesús muestra su realeza desde el trono de la cruz, con la corona de espinas. Reina desde el amor, desde la entrega absoluta, desde el servicio, desde el perdón, desde la debilidad, desde el servicio a los más pequeños...
«Cristo devolverá el Reino a su Padre" dice san Pablo (1Co 15,28), no en el sentido, de que renunciará a su poder al entregarle su Reino, sino que seremos nosotros el Reino de Dios, cuando seamos conformes a su gloria... será a nosotros a quién nos devolverá a Dios, después de habernos constituido «Reino de Dios" para glorificación de su cuerpo. Somos nosotros a los que entregará al Padre, como Reino, según lo que se dice en el Evangelio: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino que os ha sido preparado desde la creación del mundo». «Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre » (Mt 13,43). Porque el Hijo entregará a Dios, como su Reino, a aquellos que han sido invitados, a aquellos a quienes se les ha prometido la bienaventuranza propia de este misterio con estas palabras: "Bienaventurados los límpios de corazón, porque ellos verán Dios" (Mt 5,8)... Cristo entrega a Dios el Reino, y también a aquellos que entrega a su Padre como estando en su Reino ven Dios. El Señor mismo declaró a sus apóstoles, en qué consiste dicho Reino: »El Reino de Dios está dentro de vosotros" (Lc 17,21). Y si alguno desea saber, quién es el que entrega el Reino, que escuche: «Cristo ha resucitado de entre los muertos, y es primicia de los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección» (1Co 15,20-21). Todo esto se refiere al misterio de su Cuerpo, ya que Cristo es el primer resucitado de entre los muertos... Por consiguiente, todo esto, es para el progreso de la humanidad asumida por Cristo ya que "Dios será todo en todos «(1Co 15,28).
Señor, Tú eres un Dios de vivos no de muertos, por eso te pido que me muestres en esta oración cómo puedo aprovechar cada minuto de mi vida para crecer espiritual y apostólicamente, camino seguro para alcanzar la santidad.
Bendito seas, Padre, porque constituiste a Cristo resucitado como Señor y Rey de la creación, como Juez de vivos y muertos. Tú eres el Dios santo, tú eres luz, amor, ternura y misericordia y nosotros somos tiniebla, egoísmo, dureza, frialdad y violencia. No obstante, tú nos quieres a todos tus hijos tal como somos, pero nos mandas amarnos unos a otros como Cristo nos amó. Nos cuesta mucho, Señor ver a Jesús en los pobres, en los marginados, en los rudos, antipáticos Y maleducados. Haznos ver en ellos la cara oculta del Cristo sufriente. Enciende nuestros corazones con el fuego de tu palabra y danos tu Espíritu de amor que nos transforme por completo para que, amando a todos, aprobemos tu examen final. ¿Cuántas veces he dejado de ayudar a aquéllos que tenía oportunidad de hacerlo? ¿Realmente la caridad y el servicio a los demás, por amor a Dios, son las metas de mi vida diaria? Te pido, Señor, que la reflexión de estas preguntas me ayuden a replantear mi proyecto de vida. Padre mío, confío en Ti y te digo que puedes venir por mí cuando Tú quieras, como Tú quieras y donde Tú quieras. Mientras que esto suceda, permite que pueda seguir creciendo en el amor al estar al pendiente de las carencias y de los sufrimientos de los demás. Señor, creo en Ti, espero y te amo. Ayúdame a vivir con el apremio de hacer rendir el tiempo que me concedes para amarte más a través de mi servicio a los demás, porque es claro que el juicio final será de acuerdo a como haya vivido la caridad. Jesús, ayúdame a recordar que la vida me ha sido dada para crecer en el amor a los demás. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje. Con el mayor de mis respetos. Saludos. Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
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Hermes Sarmiento G
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