En un descuido, el chico se mete una moneda en la boca y se atraganta.
La madre intenta hacerle escupir la moneda golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello,
sacudiéndolo, sin éxito.
El chico ya comienza a dar muestras de asfixia y la madre, desesperada,
comienza a gritar pidiendo auxilio.
Una señora se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le
baja los pantalones a la criatura, toma sus pequeños testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia
abajo violentamente.
Automáticamente, el niño -ante el dolor irresistible- escupe la moneda, y la señora, con la misma
pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.
Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su hijo, y
le pregunta:
¿Es Usted médico?
No señora, SOY FUNCIONARIA DE LA CALLE experta en APRETAR LOS HUEVOS hasta sacar la última moneda