Lo que hace mágica la amistad es ese don que tiene para crear esperanza,
en medio de la desolación y la capacidad de hacer ver a nuestros amigos sus
cualidades, recursos y espiritualidad interior.
Los amigos son la luz que día a día iluminan nuestra alma.
Siempre debemos estar agradecidos por su amistad, los de aquí, los de allá,
los presentes y los ausentes, los reales y los imaginarios,
a aquellos que lo
han sido en momentos maravillosos e importantes y a aquellos que
diciéndose amigos nos han lastimado.
Con todos seguiré caminando esta senda hasta el final.