Chagas congénito es una enfermedad causada por la transmisión del Trypanosoma cruzi de la madre infectada a su hijo durante el embarazo. La incidencia es baja y variable dependiendo de la región de América de la cual se trate. Esta infección puede o no cursar con sintomatología, lo cual quiere decir que a veces su desarrollo no presenta signos externos.
Desde el punto de vista sanitario, las vías de transmisión de la infección chagásica de mayor importancia son:
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la entomológica, es decir, la causada por el insecto vector, la vinchuca (Triatomino),
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la transfusional, o por transplante de órganos o tejidos, y
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la transplacentaria (a través de la placenta), también llamada congénita.
La vía de transmisión congénita, la cual nos ocupa en este artículo, carece de medidas preventivas antes del parto. Al no existir medidas que puedan ser tomadas para evitar la transmisión, lo único que se puede hacer es realizar un seguimiento del recién nacido para verificar o descartar la infección. Una vez nacido, y en el caso de estar infectado, se procederá a tratarlo con la medicación existente. Este tipo de transmisión resulta ser de importancia tanto para el área endémica como no endémica, debido a las migraciones de individuos infectados. Esta realidad obliga a todo personal de la salud, a instruirse acerca de esta enfermedad. La mujer embarazada infectada, ya sea en forma aguda o crónica, puede transmitir el parásito al feto en un porcentaje que varía según la región estudiada y la población. Queda por dilucidar por qué no todos los hijos de madres chagásicas adquieren la infección, dado que no se conocen aún los mecanismos por los cuales se produce. Se presume que interfieren factores nutricionales, como otros placentarios y/o parasitarios. No obstante, si la madre tiene conjuntamente HIV o cualquier estado de inmunosupresión, el riesgo de transmisión es mayor.
La mayoría de los niños infectados nacen sin síntomas y sólo un pequeño porcentaje presenta signos que pueden delatar la infección. Lo más importante para establecer el diagnóstico de Chagas congénito, es conocer y suponer su existencia, porque sólo si se piensa en esta posibilidad, se llegará al diagnóstico de los niños infectados cuando son asintomáticos. Los neonatos sintomáticos son diagnosticados tempranamente, dado que su clínica así lo exige.
El diagnóstico precoz de la enfermedad de Chagas congénito es importante, debido a la existencia de tratamientos eficaces. Según las experiencias registradas en recién nacidos de la Argentina, estos tratamientos conllevan a una cura cercana al 100%. Este porcentaje no es aplicable a determinadas regiones de Brasil, donde se ha demostrado la existencia de parásitos resistentes a las drogas de las cuales se dispone para su tratamiento.
El diagnóstico de certeza del Chagas congénito está dado por la demostración del parásito en sangre, por medio de técnicas parasitológicas directas (Microstrout). Los test serológicos para T. cruzi en recién nacidos, hijos de madres infectadas, tienen poca importancia para el diagnóstico por la presencia de anticuerpos maternos en la sangre del bebé. Estas técnicas son de utilidad para el seguimiento de los neonatos en que no se ha podido detectar el parásito y en aquellos que han superado los 6 meses de edad cuando los anticuerpos maternos ya han desaparecido.
El cuadro clínico, puede clasificarse en asintomático y sintomático, dividiéndose estos últimos en precoces y tardíos, según aparezcan antes o después de los 30 días del nacimiento. Las manifestaciones clínicas a tener en cuenta en todo recién nacido con sospecha de padecer Chagas congénito son:
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Agrandamiento del hígado o bazo
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Ictericia (acumulación de pigmentos biliares en la sangre, que hacen verse amarillas la piel y las mucosas)
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Prematurez
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Taquicardia persistente
Existen algunas manifestaciones o signos menos frecuentes:
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Formas graves: Sepsis (infección generalizada), miocarditis, edema, erupciones, ganglios inflamados, fiebre, chagoma (lesión cutánea eritematosa e indurada, es decir, endurecida)
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Formas raras: agrandamiento del esófago, agrandamiento de la vejiga, calcificaciones cerebrales, etc.
Actualmente, las drogas utilizadas para el tratamiento de la infección chagásica congénita que han demostrado tener eficacia, son el Nifurtimox y el Benznidazol, los que eliminan principalmente las formas circulantes del parásito. A pesar de sus elevados porcentajes de reacciones adversas, se coincide en aceptarlas como las indicadas.
Como mencionamos anteriormente, la vía de transmisión congénita, carece de medidas preventivas antes del parto, dado que la medicación disponible para el tratamiento específico, presenta elevada toxicidad y se desconocen sus efectos en la mujer en edad reproductiva o embarazada. Por este motivo no debe administrarse en estos casos.
Colaboración CL Gonzalo Retamal Moya
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