La Tormenta
Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzaras ríos Y no te ahogaras, caminaras en el fuego y no te quemaras, porque Yo soy tu Dios y te pondré a salvo”.Isaías: 43:2
¿Díganme si alguno de ustedes no ha sufrido en estos tiempos un tsunami en sus vidas?
¿Quién puede negarse que estos tiempos son cada vez más difíciles y a veces son las tormentas quienes toman el control de nuestras vidas?
Si a ti te está pasando, quiero que sepas, que a mí también, y aunque se me haga difícil de entender hoy el porqué, me aferro a la promesa del Señor que me dice que las aguas NO ME AHOGARAN.
Y quiero compartirte una ilustración que hizo darme cuenta del padre amoroso que me rodea día a día con sus alas y que transforma mis días de tormentas dándome las promesas del arco iris.
Cuentan que un día un campesino, le pidió Dios que le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que (según él) le rindieran mejor sus cosechas.
¡Y Dios se lo concedió!
Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, este brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente, etc.
Pero cuando llego el tiempo de cosecha, su sorpresa y su estupor fueron grandes porque resulto un total fracaso. Desconcertado y medio molesto le pregunto a Dios porque salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.
Pero Dios le contesto: “Tu pediste lo que quisiste, mas no en verdad lo que convenía. Nunca pediste tormentas, y estas son Muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarlas de plagas que la destruyan…”
Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.
El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta de ellas, no se echa para atrás.
Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.
Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, como la tuya , como la mía, para hacernos comprender cuanto nos hemos preocupado por tonterías, y cosas pasajeras.
Lo importante no huir de las tormentas sino tener fe y confianza en que pronto pasaran y nos dejaran algo bueno en nuestras vidas.
Con esto no te quiero decir que las dejes de lado, sino que de ellas comprendas que son necesarias para despertar en esta vida y mirar hacia arriba y reconocer que ante todo hay un SOBERANO QUE TE CUIDA Y QUE ME CUIDA Y QUE EL HARA DE MI TORMENTA ALGO DIFERENTE PARA MI VIDA.
Este es mi mensaje para ti en este día, si estas en medio de ella, no le pidas a Dios lo que crees que te convenga para solucionar tu problema, deja que el ponga de su poder para calmar tu situación; no le digamos al CREADOR como actuar con su creación.
“Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzaras ríos Y no te ahogaras, caminaras en el fuego y no te quemaras, porque Yo soy tu Dios y te pondré a salvo”.
Isaías: 43:2
Hermes Sarmiento G
De Colombia
Cristiano católico
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