Este versículo es una promesa muy alentadora de Dios para nosotros; especialmente cuando se viven carencias y escasez en el sustento de una familia. Esta promesa también nos alienta cuando alguna enfermedad se hace presente, para atemorizarnos y robarnos el gozo que viene del Señor. Y lo es también, cuando notamos que hay vacíos en la vida, tales como la soledad, la tristeza y la falta de comprensión.
Muchos al leer o escuchar este versículo piensan que se refiere o está hablando acerca de que Dios solo suple necesidades económicas o financieras; inmediatamente lo relacionan con ello. Pero el versículo dice: “Mi Dios pues suplirá todo”. No dice que solamente suplirá necesidades económicas, sino que también nuestras necesidades físicas y espirituales serán suplidas. Dios suplirá absolutamente todo lo que nos haga falta.
Podemos creer en esta promesa y confiar en que Dios sabe lo que nos hace falta. Su Palabra dice que “aún antes de que nosotros vayamos y le pidamos, Él ya sabe cual es nuestra necesidad” (Mateo 6:8)
Dios nos da todo lo que nos hace falta, Él suple conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Suple conforme a su amor por nosotros, conforme a su voluntad. Y así es precisamente como debemos pedirle; conforme a su divina voluntad.
Pero tal vez digas: “Yo le he pedido algo a Dios por mucho tiempo y no me lo ha dado”. Pero piensa en esto: Si hasta hoy Dios no ha respondido como tú quieres; puede deberse a que no era tan necesario para tu vida. Porque no era el tiempo adecuado de Dios. Ó quizás porque Dios te va a dar algo mejor. Recuerda que Dios suplirá todo lo que nos haga falta, no lo que no necesitemos. ¿Qué no hace falta? Dios lo sabe mejor que nosotros mismos.
Para que Dios supla todo lo que tú necesitas. Primero tienes que orar, tienes que buscarlo y confiar en Él. La Palabra de Dios nos dice que “El que pide; recibe, el que busca; halla y al que llama; se le abrirá”. (Mateo 7:7). Las peticiones a Dios deben hacerse de corazón, con verdadera sinceridad. La Escritura nos dice: “Deléitate así mismo en Dios y Él te concederá las peticiones de tu corazón”. (Salmo 37:4)
Es motivo de gran gozo, saber que todo lo que nos haga falta, que todo lo que necesitemos será suplido. Hay que creerlo por fe, porque recuerde que quien hace esta promesa es Dios. Y nos es aquí en la tierra que vamos a recibir todas las promesas de Dios, sino en el cielo. Allá no hay crisis, no hay recesión. En el cielo, hay grandes y maravillosas bendiciones que sobreabundan para todos los que le hemos creído a Dios y hemos confiado y visto el cumplimiento de sus promesas. Debemos ser agradecidos porque hasta hoy, Dios ha suplido todo, y lo seguirá haciendo. Y aún cuando no le pidamos Él suplirá. Nuestro Dios es un proveedor por excelencia y siempre nos dará todo lo que nosotros necesitemos.
Pablo escribe esta carta los filipenses agradeciéndole la ayuda que en diversas ocasiones le brindaron. Es entonces, cuando las palabras del versículo seleccionado para hoy, salieron del tintero de Pablo. Porque además de expresarle su agradecimiento a ese pueblo, les está enviando palabras de esperanza y con certeza.
Pablo era un hombre que había aprendido a vivir en la abundancia y en la escasez; pero algo sabía y había aprendido a través de su apostolado. Que no importara la situación que estuviera viviendo, Dios le supliría todo lo que le faltaba. Por tal razón, de alguna manera está testificándoles al escribir esas palabras.
Hermano(a) querido(a), si tú has sembrado, créeme que recogerás y en abundancia. Si has depositado algo en la cuenta del cielo, Dios es fiel y justo para retribuirte y ayudarte. Sé que estamos tiempos donde la economía no es la mejor y la tasa de desempleo ha subido considerablemente. Sé lo que son las preocupaciones por tener cuentas que pagar y necesidades que cubrir.
Este servidor que les escribe,a pasado por muchas crisis. Pero en medio del desierto ha visto la provisión de Dios, nunca me ha desamparado, he estado en aprietos, pero su provisión ha llegado en el preciso momento. Tengo tantos testimonios que me comprueban una y otra vez la fidelidad de Dios. Y quiero decirte que Papito Dios, no solo te proveerá en el área financiera, sino que también en aquellas áreas y necesidades en las que necesites su intervención. Tú salud física, emocional o espiritual; hogar, pareja, estudios, sabiduría, madurez, crecimiento espiritual o lo que le estés pidiendo.
Aprende a confiar en el que sustenta a las aves del cielo y viste a los lirios del campo. Quizás tu situación presente te dice que no hay salida y necesitas urgentemente que algo acontezca, que se desate un milagro de provisión en tu vida o en la de tus seres queridos. ¡NO DESESPERES, NO TEMAS, TE DICE EL SEÑOR! ¡CONFÍA EN ÉL Y EL HARÁ! Algunas de nuestras batallas se libraran orando y creyendo que nuestra oración tiene poder.
¡Estás en sus manos, Él no te dejará ni te desamparará!