Aprender a descubrir lo bueno de cada persona.
Ser sincero, no esconder lo que uno piensa para que nuestros semejantes
no sufran con nuestro silencio.
Ayudar a quienes lo necesitan sin esperar recompensa alguna: la generosidad no consiste en dar mucho, sino en dar a tiempo.
Amarnos a nosotros mismos, ser positivos, tener en la mente cosas alegres.