En
los ojos de Jesús se ven claramente dos palomas que muestran su unión
con el Espíritu Santo, en Dios Padre, Trinidad Santísima, Dios
Unico y Supremo.
Disfrutemos del testimonio de la autora de esta pintura, Bette Myers:
Mi testimonio, Bette Myers
Era 1974 cuando tuve un
ataque cardiaco masivo, el doctor dijo que yo morí, literalmente. Sin
embargo les puedo decir que, honestamente, la muerte es hermosa. Fui a
través de una intensamente brillante luz celestial. Mis ojos estaban muy
abiertos y la calidez pasó a través de mi. No tuve dolor ni preocupaciones.
¡Realmente amé ese momento! De repente una figura vino a ubicarse frente mío,
no tuve la menor duda, ¡supe de inmediato que era Jesús! El me habló de un modo
amoroso con Su maravillosa voz. “Tú tienes que volver”, me repitió tres veces,
porque yo me resistía. “Vuelve y pinta tu obra maestra”. Inmediatamente mis
ojos se abrieron al dolor de la vida. Mi doctor estaba golpeando en mi pecho,
la habitación estaba llena de personal médico. Todos estaban excitados y me
decían que yo no quería vivir. Yo les dije, “oh sí que quiero, he regresado a
hacer mi obra maestra”.
Esto ocurrió en el pequeño
pueblo de Bonners Ferry, en Idaho. Conocía a todo el mundo allí. Diez años
después, después de haber completado muchas pinturas, “La Obra Maestra” se
formó en mis manos frente a una importante Presidenta de un banco de Arizona.
Ella quería verme pintar un retrato, y vino a mi casa con solo dos horas y
media para dedicarme. Saqué una pieza de tela de seis por doce pulgadas y
comencé un retrato parcial. En ese momento entré en trance (n.a. “como nunca
había ocurrido antes y como nunca volvió a ocurrir”) y Jesús se formó en un
lapso de dos horas y quince minutos. ¡Un milagro! Nunca podría yo haber
completado la Obra Maestra tan rápido sin error alguno. La mujer me dijo, “esto
es un milagro”.
Charles "Chuck" Reed,
mí hijo, es mi critico favorito cuando se refiere a pintura. Yo tenía el cuadro
colgado en la pared. Se detuvo estático, caminó hacia atrás, luego hacia
delante, y no pudo criticarle absolutamente nada. Me dijo con lágrimas en los
ojos, “mamá, esto es una obra maestra”. En ese momento supe que había cumplido
la misión que Jesús me había dado. Me sentí muy débil y pensé si ahora
finalmente podría ser llevada a casa. Me di cuenta que Jesús quiere mostrarnos
Su Gloriosa imagen, a todos. Estoy agradecida a quienes me ayudan a difundir
esta obra maestra.
Mi testimonio, ¡Alabemos al
Señor!
Con amor en Jesús
Bette Myers
Bette falleció algunos años después
de pintar su “Obra Maestra”. CATOLICIDAD presenta este escrito para conocimiento de sus lectores, sin avalar la
veracidad del mismo y de antemano se somete al juicio de la Iglesia al
respecto. Debemos ser prudentes y no crédulos irredentos en este tipo de
informaciones.