¿MORIR DE RUTINA?
Así no. "Como siempre" no.
Porque los humanos tenemos un riesgo de Vida con el que lidiar: se llama "rutina".
Y es un riesgo de Vida porque implica un imperceptible proceso de auto-embalsamamiento:
lo más vibrante de sí, nuestra capacidad de real contacto con la Vida, queda anestesiado por
"lo de siempre".
Dejamos de expresar el afecto, de nutrirnos, de nutrir, y nos volvemos desesperantemente previsibles los unos para los otros.
"Rutina" es esa ruta pequeña del hábito, a la que nuestro cerebro, inclusive, está acostumbrado, porque le implica un menor esfuerzo, y puede hacerlo "en piloto automático".
Pero... si el piloto es automático y el comandante está embalsamado, ¿podrá nuestra nave llegar a buen destino?
Chesterton escribí una novela, (quizás hoy arcaica en su estilo, pero fantástica en el tema elegido), a la que llamó "Hombre-Vida"; hermoso título, ¿verdad?
Se trata de alguien cuyo "siempre" era hacer cada día algo diferente, algo fresco, algo no-rutinario, aún en las pequeñas instancias cotidianas, para vivir Vivo.
Cuando nuestra vida está rancia es porque uno mismo se ha vuelto rancio.
La mayoría de los hábitos deberían tener fecha de vencimiento. Sólo así cada uno de nosotros puede volverse un Hombre-Vida, una Mujer-Vida.
No hace falta gran cosa: ni más dinero, ni ser más joven, ni vivir en otro lugar.
Lo que hace falta es estar alerta para gestar la iniciativa, ejercerciendo cada día al menos un acto creativo, con lo pequeño, con lo que hay.
No mañana ni el año próximo, "cuando tengamos más tiempo": HOY.
Porque, más aún que el agua y que el petróleo, el tiempo es un recurso no-renovable.
Entonces: sólo depende de nuestra actitud.
Si eso no sucede, si no nos des-mecanizamos, la Vida que hay en nosotros muere.
Y es necesario que nos demos cuenta de esto:
nadie vendrá a resucitarnos, pues sólo uno mismo puede hacer levantar al propio Lázaro para que vuelva a andar.