Cuánto me cuesta Señor elevar a tí mi mirada
y levantar mis manos sin iras ni contiendas para
rendirte alabanza y adoración.
Cuánto me cuesta Señor, levantarme
con el alba, hablarte de mis cosas,
sé que Eres el único que entiendes
mi risa y mi llanto, que sabes cuánto sufro, y
cuánto te necesitan mis seres queridos.
Tú conoces todo de mi vida y mi hogar,
cuánto me cuesta conversar contigo,
y Eres mi único amigo fiel.
Hoy quiero doblegar mi orgullo y mi pereza
y decirte: Perdóname Señor,
no tengo razones, ni argumentos
para justificar mi actitud contigo.
Miro al calvario y te veo muriendo por mí,
cómo agradecerte que dieras tu vida para que
mi alma no se perdiera.
Qué vergüenza no darte mi atención,
Qué pena no saber deleitarme en tu compañía
y alegrarme con Tu Amor en cada que amanecer
la verdad es que necesito tanto beber de tu sabiduría
y de tus fuerzas para seguir adelante y vencer en
cada una de mis batallas de fe.
Perdóname Señor, y por favor escucha:
Si quiero adorarte con todas mis fuerzas, y decirte
llorando de alegría: Gracias Señor!!!
Bendito seas por perdonarme y darme una vida
nueva, libre del poder del pecado
y de la muerte eterna.
Gracias por salvar mi alma del infierno y preparar
morada para mí en el cielo.
Gracias mi Señor.
Tomado de la Red