La vida insiste, la vida puja, a veces no de la forma más deliciosa.
Por momentos puja a través de la ansiedad, se muestra en una crisis profunda, en una angustia densa.
Otras en la alegría de un paseo compartido, de ver a quien amamos gozar,
en sentir el pecho expandido por el amor o el dolor,
en la luz y calor del sol inundando el cuerpo en una mañana clara y fresca. Muchas, muchas son las formas en que la vida puja, de lo que no hay duda es que Somos un Proyecto de vida.
"No somos máquinas
Somos un proyecto de vida, de Dios, del amor de nuestros padres o de la casualidad,
como más nos guste. Lo que es innegable es que crecemos y cambiamos,
y nuestras experiencias de vida nos achican o nos fortalecen, nos endurecen o nos ablandan.
No somos máquinas
A pesar de los intentos de forzarnos a encajar con un plan exterior,
sigue vida una espontaneidad vital que nos sostiene, portamos un mecanismo, pero no somo máquinas.
Desde que nacemos un sentido de ser yo el que soy, empieza a unirnos con nosotros mismos,
sentimos el cuerpo y nos damos cuenta de nuestras necesidades;
lloramos o nos quejamos si algo nos duele o tenemos hambre,
y nos relajamos satisfechos en el paraíso de unión con nuestro cuerpo si está todo bien.
Después de un tiempo, llevados por algo más grande, nos miramos en el espejo y nos reconocemos,
volvemos a vernos mañana y seguimos viéndonos, sabiendo que somos los mismo de ayer.
No somos máquinas
La fidelidad a esta verdad nos ayuda a permanecer en el descubrimiento,
y sabemos que somo reales cuando nos damos cuenta que podemos cambiar sin ser otro.
Esto hace que nuestra vida sea nuestra. Tener esta consciencia nos relaciona con un sentido de pertenencia.
No somos máquinas." *
*Extracto del libro "Un camino real" de Graciela Cohen.
|