Siempre que tuviste fe como un grano de mostaza, se realizaron las cosas. Tuviste que adiestrarte en el arte de creer lo imposible. La corta experiencia adquirida te lanza a creer con fuerza aún mayor en el porvenir.
La fe funciona.
Debes aplicar esta fe curativa a tus enfermedades del cuerpo y del alma, para sentirte sano. Debes lanzar tu fe como catapulta contra tus temores y problemas hasta pulverizarlos. Debes creer en tus metas, creer en tu santidad, creer en tu nada unida a Cristo.
Busca sorpresas, revoluciones dentro de ti y a tu alrededor. Aplasta tus pensamientos viejos, todos los 'no sé', 'no puedo', 'es imposible' con el mazo de tu nueva fe. Está por comenzar un nuevo día con sus problemas, incógnitas y retos; los temores viejos andan inquietos, se agarran a la presa y no la quieren soltar, pero la fe es más fuerte que el miedo.
Si crees en la fe, un día no muy lejano te verás libre de viejas cadenas que nunca pensaste superar.
El hombre nuevo abre brecha en tu espíritu con fuerza imbatible; cree en ese hombre nuevo que está emergiendo de las cenizas.
La fe mueve montañas, pero sólo las que uno se atreve a mover.
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