En cada amanecer los seres humanos abrimos los ojos para enfrentarnos a otro día más...
Todos los días son buenos para comenzar a descubrir sonrisas hermosas manos hábiles, actos valiosos, espíritus valientes, luchadores incansables...
Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre, puede utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean...
Hagamos un alto en nuestra prisa diaria, miremos el interior de nuestros hermanos y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisieramos que fueran...
Vivamos cada día como si fuese el último, no dejemos pasar un día sin haber hecho algo bueno para ti o para los que te rodean
Recuerda que lo único más grande que tú, es Dios, los demás somos todos iguales, pero podemos hacer una diferencia si amamos a nuestros semejantes. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amadas.