de cantos de sirenas alejados.
Los vi buscando Ítaca, ya agotados,
luchar contra los dioses más perversos
que en la profundidad del mar anclados
dejaron sus espíritus dispersos,
batallar con el fiero Poseidón
qu
e llegar no los deja, rencoroso,
al reino donde está su corazón.
Y al final en la escena del salón,
él era el pretendiente misterioso
y yo solo un comparsa de excursión.
La Reyna Roja