Todas nosotras, y no importa la edad que se tenga ni la condición social o religiosa, 


somos fuente de luz y fértiles en muchas facetas de la vida, lo único es,


 que se nos relegó a un segundo plano, se nos dijo que no teníamos el poder de hacer,


 actuar y decidir, pero es ahora que muchas mujeres despiertan y ven su luz interior,


 una luz que ha estado muchos años iluminando muy tenuemente,


 por temor a ser vislumbradas por un poder racional y menos intuitivo que el que pose


emos las mujeres.


Las mujeres han mantenido el don de la conexión con la madre naturaleza,


 con la Pachamama, la Virgen, la Madre Sagrada,


 y han guardado muchos secretos alquímicos, la cocina es uno de ellos,


 la sanación por medio de las plantas es otro, 


y el poder de sanación con sus manos es una muestra más que todos hemos podido co


mprobar cuando nuestra madre nos puso su mano cuando de niños nos dolía la barriga, por ejemplo.

Cada mujer es un pozo de sabiduría que ha ido heredando de tiempo atrás.

Desde el inicio de los tiempos la mujer ha sido capaz


 de conectarse más fácilmente con otros planos de conciencia,


 de mantener una fuerte conexión con su intuición


 y de poseer una fuerza interior mucho más evidente,


 de hecho puede soportar los dolores del parto 


y sostener el empuje que da paso al nacimiento de una nueva vida.