Tú me haces mal, no aportas nada a mi vida;
es más, me quitas mi paz y mi bienestar.
Si acepto pasar tiempo contigo me acabaré contagiando
por tu forma de ser y de ver todo con tanta envidia y rencor.
Eso no me hace ningún bien por lo que sintiéndolo mucho,
prefiero alejarme. La envida nunca es sana,
el rencor sólo engendra más rencor.
Yo tengo carencias, estoy lejo
s de la perfección y seguramente encuentres muchos fallos en mí,
pero quiero ser una persona feliz, disfrutar de la vida,
ver el mundo con buenos ojos, y eso junto a ti nunca sería posible.
” Siempre tenemos la opción de elegir
si vivir amargadamente o intentando ser felices.
Podemos pasar por momentos de rabia, rencor y envidia…
pero esas emociones no deben albergarse en nuestro corazón de forma permanente,
deben ser sólo pasajeras, deben quedar atrás.
Es necesario que controlemos esas emociones negativas
y todo lo que llevamos dentro de nuestro interior.
YO QUIERO SER FELIZ y cada día trato de serlo,
trato de ayudar a muchas personas y no tengo cabida en mi corazón
ni tiempo para personas tan amargadas.