Te regalo, tu libertad, aunque ella nunca se fue de tu lado, cuando estabas conmigo. Te regalo, la experiencia, para que aprendas de ella, para que cuando consideres prudente encararte al amor, no cometas los mismos errores al escoger quien compartirá contigo, los momentos importantes en tu vida.
Te regalo, el recuerdo, para que lo guardes en la cajita de tu corazón y cuando estés a solas lo veas como un tiempo en que todos los momentos fueron hermosos, al haberlos compartido con quien en ese instante significaba amor.
Ahora, después de haberte regalado lo que tenía un gran valor para mí, me marcho y reconozco que es el momento de decir adiós. Un adiós que se queda guardado en mi alma y ella misma será la que se doblegará ante Dios pidiendo tu felicidad, en tu largo caminar.
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