Un helado para el alma
(Extraido de la red)
La semana pasada llevé a mis niños a un restaurante.
Mi hijo de 6 años de edad preguntó si podía dar las gracias.
Cuando inclinamos nuestras cabezas el dijo: "Dios es bueno, Dios es grande.
Gracias por los alimentos,
yo estaría aún más agradecido si Mamá nos diese helado para el postre
. Libertad y Justicia para todos. Amén"
Junto con las risas de los clientes que estaban cerca,
escuché a una señora comentar:
"Eso es lo que está mal en este país,
los niños de hoy en día no saben como orar, pedir a Dios helado...
¡Nunca había escuchado esto antes!"
Al oír esto, mi hijo empezó a llorar y me preguntó:
"¿Lo hice mal? ¿Está enojado Dios conmigo?
Sostuve a mi hijo y le dije que había hecho un estupendo trabajo
y Dios seguramente no estaría enojado con él.
Un señor de edad se aproximó a la mesa. Guiñó su ojo a mi hijo y le dijo:
"Llegué a saber que Dios pensó que aquella fue una excelente oración".
¿En serio? - Preguntó mi hijo. -
¡Por supuesto! Luego en un susurro dramático añadió,
indicando a la mujer cuyo comentario había iniciado aquel asunto:
"Muy mal, ella nunca pidió helado a Dios. Un poco de helado,
a veces es muy bueno para el alma".
Como era de esperar, compré a mis niños helado al final de la comida.
Mi hijo se quedó mirando fijamente el suyo por un momento
y luego hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida.
Tomó su helado y sin decir una sola palabra avanzó
hasta ponerlo frente a la señora.
Con una gran sonrisa le dijo: "Tómelo, es para usted.
El helado es bueno para el alma y mi alma ya está bien".
Con amor
Verona
Creacion Verona 2013
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