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¡Ay! transportad mi corazón al cielo!
Ángeles peregrinos que habitáis las moradas divinas del Oriente y que mecidos sobre el claro ambiente por los espacios del mortal vagáis.
A vosotros un alma enamorada os pide sin cesar en su lamento alas, para cruzar del firmamento la senda de los aires azulada.
Veladme con la niebla temerosa que por la noche ciega a los mortales, y en vuestros puros brazos fraternales llevadme allá donde mi bien reposa.
Conducidme hasta el sol donde se asienta bajo el dosel de reluciente oro el bien querido por quien tanto lloro, genio de la pasión que me atormenta.
¡Ay! Transportad mi corazón al cielo, y si os place después darme castigo, destrozadme en los aires y bendigo vuestra piedad y mi dichoso vuelo.
Carolina Coronado
España 1820-1911
Creacion Verona
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