Hoy es un día azul. Un estupendo día azul. Nada de lo que ocurra hará que este día deje de ser especial. Hoy el cristal con el que veré la vida, es azul…”.
“Hoy es un día negro. Un terrible y nublado día negro. Nada de lo que ocurra hará que este día deje de ser una pesadilla. Hoy el cristal con el que veré la vida, es negro…”.
Reflexiona…
¿De qué color es hoy tú día? ¿Lo has decidido ya? Es posible que sí. Desde el mismo momento que pusiste un pie fuera de la cama. Aunque no te diste cuenta entonces de ello.
Tus hábitos adquiridos por el tiempo, te han levantado,
has hecho un café (“por qué si no, no hay quién me soporte… ni yo mismo”,
te repites una y otra vez para autoconvencerte de esa necesidad),
y has seguido con tus rutinas diarias. El día ha sido azul para muchas personas, pero para ti no. Y te lamentas… “¿Cuándo seré feliz? ¿Cuándo podré tener esa suerte que tienen otros?”.
Tú tienes la respuesta a esas preguntas. Tú eres la única persona capaz de hacer que tus días sean del color que tú deseas. Tienes que hacer el esfuerzo desde que te levantas, de pensar que todo es posible,
que el día será muy bueno, que todo saldrá bien. Tú eres el único responsable de cómo te tomes las cosas que te suceden a lo largo del día. Tú puedes ser feliz y tener esa suerte que a veces crees que te falta.
Pero sigue pensando positivo todos lo días. No te vengas abajo, por que un día lo intentaste y no hubo resultados satisfactorios para ti. Sigue consciente de tus pensamientos y de tus actos todos los días. Y levántate todas las mañanas sabiendo que tu día será genial. Todo depende de cómo te tomes las cosas…
Hoy va a ser un día …
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