- Yo tengo sana entraña y tengo oído atento
- Para todas las cosas que me quieras contar,
- Un hombro preparado donde puedas holgar
- Y un corazón abierto que asuma tu lamento.
- Si te agobian secretos que no puedes abrir,
- Yo callaré a tu lado o hablaré si tu quieres;
- Si la pena te agobia te abriré amaneceres
- Y por ti si es preciso volvería yo a morir.
- Si en tu lucha no encuentras la paz o la utopía
- Te ofreceré en mi pecho un amparo seguro;
- Un remanso amoroso, silencioso y oscuro
- Donde encuentres descanso, comprensión y alegría.
- Si en tu angosto camino el amor no te llega
- Y buscas con anhelo quien te quiera y entienda,
- Sabrás que aquí me tienes y que te haré la ofrenda
- De mi poder y vida en tu animosa brega
- Que no te haré preguntas de imposible respuesta,
- Ni te daré consejos ni pediré más cuentas,
- Porque a mí me interesa tan solo lo que sientas
- Y callaré a tu lado sin tilde ni protesta
- Cuando llores o calles yo sabré comprenderte
- Y tus males y penas serán las penas mías;
- Mis más grandes delicias serán tus alegrías
- Y ofrendando mi vida compartiré tu suerte.
- Y al final de la senda, cuando te haya ofrendado
- Todo lo que he penado, todo lo que he sufrido,
- No haré una sola cuenta, pues tanto te he querido
- Que me sabrá a muy poco lo que por ti he luchado.
- Rafa Marañón