
Hay un silencio de sentires
Hay un silencio de sentires que rodea mi alma
no es la oscuridad del misterio insondable
ni el silencio del porqué oculto y frío
es la alborada que llega lamiendo la escarcha
y algún callado sopor de aconteceres…
Hay una languidez que arrastra tu historia
desde la efímera palabra de gris contenido,
hasta el eco de los cantos del ave nocturna
que trae nostalgias de un ayer amontonado…
El sol enrojecido de cansancio y polvareda
ignora el pulso de lo acontecido en mi garganta
y el manto parduzco que se tiende sobre el monte cercano
lleva el gemido de mi alma mojada de goterones salados…
Mi llanto atorado tiene el pulso inconfundible de mi yo
que se vuelve inaudible con un hipo quejumbroso y
envuelve la palabra con mantos de luto y rosas muertas
Caracoleando en este corazón ya vacío de ti…
Solo el viento se me enrosca en el cuerpo desnudo,
huérfano de caricias y besos que ayer fueron míos,
antes me dijiste que la felicidad y los dulces
siempre vienen en pequeñas porciones de amor…
Ya luché por encender las luces robadas a las estrellas,
ya canté la suave melodía en dulces arpegios en tu oído,
ya ensayé pintar tu almohada de caricias y besos
pero el estro moribundo no levanta vuelo…
Hay un silencio de sentires que rodea mi alma,
hay una llovizna persistente que moja mis atardeceres
que borra a mis ojos el fulgor infinito de las constelaciones
y mis manos tristes pulsan suaves alguna guitarra…
Con las añoranzas llegaron las tardes de tedios
y las calandrias se alejan cansadas de mirar el viento
sobre el horizonte cansino de ojos colorados
allí quedó mi alma acurrucada y desecha enfriando el rincón…
Siento un silencio de sentires que enfría mi alma…
Ninfa Duarte

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