GRACIAS MADRE
Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia, y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo a quien es la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido tu “Hágase” a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos y vividos.
Gracias por tu sencillez, por tu docilidad, por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha, por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad, y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza entre sí y que Dios nos permite atisbar en vos.
Gracias por tu mirada maternal, sabes qué importante es para el hijo ser mirado maternalmente por su Madre.
Gracias por devolverme ternura y paz, ante mis arranques de enojo.
Gracias porque nunca me soltaste la mano y siempre me atrajiste hacia tu pecho, protegiéndome.
Gracias por ese beso de la mañana que me fortalece para encarar el nuevo día que el Señor me da… como también gracias por la caricia de la noche que me permite descansar en paz.
En fin, que querés que te diga…
Gracias, por ser mi Mamá.
Amén.
Dios te salve, María,
llena de gracia, el Señor es contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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