En la techumbre de la noche veo litorales de arena luminosa; la marea a mis pies, ala espumosa, agolpa estrellas en el burbujeo;
vuelven los ríos su vagabundeo hacia la propia fuente, y olorosa la piedra estalla en eclosión sedosa, y hay vida nueva en cada mausoleo.
La hormiga canta, brega la cigarra, el tigre es mansedumbre en cada garra, es ave de rapiña el ruiseñor.
Desnuda su verdor la primavera, las orquídeas florecen en la higuera, y yo, falaz, reniego de tu amor.
Fco Álvarez
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