Pensé que después de tanto dolor
mi amor se había agotado.
Pensé que ya reseca mi alma,
mustios mis labios,
con los brazos caídos
y la mirada lejana,
permanecería inmutable,
a las caricias o a las palabras.
Pensé que ya nunca mi corazón
se aceleraría
por una presencia o una mirada,
y de mis ojos jamás
brotaría ni una lagrima.
(El amor no entraba en mis planes).
Pero llegaste tu y en silencio
casi sin notarlo,
humedeciste mis labios,
floreciste mis manos.
Pude por fin sentirme viva
levantando mis brazos,
mirando hacia adelante,
pensando en que quizás
aunque parezca imposible...
pueda amarte.
©Cris Carbone

|