
Convivimos
Durante nuestra vida convivimos, muchas veces con sensaciones,
sin quererlas o desearlas, pero también con otras
que no valoramos en la medida que se merecen.
Convivimos con:
La angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad,
la mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, la venganza la propia y la
ajena, con el silencio, con el mal, con el rencor,
con la rutina, con los desencantos, con los prejuicios,
con la falta de humildad, con la ausencia de valores y principios, con la
crítica nuestra y la de ellos, con la ingratitud, con soberbia de los inútiles
que no pueden amar, con la incomprensión, con la inseguridad, con la
falta de ilusión, con el conformismo, con el odio, con el olvido, con la
pérdida, con la falta de libertad, con el pasado sin resolver, con la
indiferencia, con los malos pensamientos...
Sin el perdón, con la envidia del otro y la de uno, con la falta de Fe, sin un
rumbo a seguir, con la impaciencia, con el mal humor de uno y el de los
demás, con la impotencia de no poder, con el aburrimiento, con la palabra
demás…
Más, siempre hay un más, también convivimos con:
El humor, con la alegría, con la risa de uno y la de los demás, con los
colores que nos traen paz y armonía, con el sol que nos da energía, con la
lluvia que no nos molesta, de las caminatas por la tarde, con las sorpresas
agradables, con las primeras brisas de primavera y con cada una de las
estaciones del año que nos enseñan entre otras cosas, no todo es frío o
calor, con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y de ser
correspondido, con la búsqueda de la verdad, con la imaginación, con el
bien, con un futuro mejor construído por uno, con el cariño, con el amor,
con los afectos, con los abrazos, con las caricias, con la amistad, con
charlas placenteras con amigos,
con el compañerismo, con la lealtad, con la Fe, con proyectos posibles e
imposibles, con las distintas manifestaciones del arte, con la lectura, la
música que nos transporta a lugares que uno solo conoce, con fragancias
y perfumes que nos dan lugar al placer,
con los recuerdos nostálgicos, y con el otro…
Cada uno elige día a día con lo que quiere convivir.
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