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VOCES ¿Cuándo desperté? ¿Cuándo oí el grito bajar por los canales de mi alma? ¿Cuándo llegaron esas voces que hablaban sopranamente alto con el ritmo aburrido de las lluvias que hablaba Tláloc?
"Ven ahora, –dijeron- ven ahora, quédate con nosotras por un rato; te dictaremos una fantasía..." No sospeché que “el rato” ¡Sería más largo que mi vida!
La momia de placeres formativos peinó su pelo frente azogue de astro, y la noche de ángeles caídos; cansada de astrólogos en tránsito y ahíta de anís languidecido, fingió maternidad…
Su feto era débil, incapaz de ocupar antiguos litorales proteicos y vastos como el mar.
Los que avistamos el cuadrángulo desde el cerro del arte elemental, ocupamos la silla del congreso para mutar su parte medular. Habilitamos: el ágata de estrellas, la niebla con olor a yerbabuena, el misterio encerrado en los capullos y la magia de hermosas coincidencias. Entonces... mi tiempo fue mi tiempo, y el llameante y resinoso monasterio... ¡Por fin tuvo un Abad!
HUMBERTO GARZA
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