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La brisa agita los mares turbulentos y en su ira desenfrenada me vuelco ante Dios, ¿Cómo puede el hombre sin tregua con un corazón único luchar por amor?
Si roto el orgullo y la razón quebrantada muerdo mustio el llanto de la traición, ¿Cómo esperan que en mi vano pecho centelle de nuevo el aura de la pasión?
Llega a mi piel el viento en su locura excitando el velo de la materia, pero aquel fuego que al amor envuelve repruebo al trullo de la miseria.
De pie, muerto cual arcaico roble, al suelo vuelco mis pasos titubeantes, aunque estéril flaqueé el alma sigo el destino del soñador errante.
Y puedo gastar mis besos en piedras y mis palabras recitaré a la luna, más no pidáis arrancar de mi carne el beato calor que palia mi hambruna.
¿Cómo rehacer de entre cenizas y lodo La sublime enseña de un nuevo amor?… Me ha despojado de todo en su perjurio no me ha dejado siquiera sentir dolor…

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