Me entregué a ti como el atardecer al beso de la luna, como la caricia de la noche a la llegada del alba, ... como un cuerpo inerte que deja de respirar.
Me aferré a tu cuerpo como náufrago a la deriva, que encallaba en tus labios para no morir de soledad.
Me enamoré como las estrellas del firmamento mismo, en esas noches cálidas y silenciosas donde los enamorados observan su brillar.