Y de repente tirado en ese lugar el sol abrió mis ojos soñolientos con ese resplandor espectacular que como un beso abriga mi aliento.
Y las flores cantando a mí alrededor soltando esporas fluidas que alimentan el sentimiento encerrado, el amor, y encienden los latidos que sustentan.
Y veo un ángel descender a lo lejos y me segó su luz resplandeciente y en sus ojos puedo ver mi reflejo que ilumina su brillo transparente.
Se acerca a milímetros de mi boca, roza mi piel con sus alas divinas, con su mano en alto mi cara toca y cae de su ojo una gota cristalina.
Siento que su beso mi alma abriera o junto a sus caricias, que enloquece, la lujuria de mi boca, desespera, divino es el ser que me estremece.
Y forjamos ese lugar celestial con el amor que rodea la pasión con ese ser al que siempre he de amar y es el ángel, que llevo a mi corazón.
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