“Un día un peregrino se encontró con la Plaga
y le preguntó adónde iba:
– A Samarkanda, -le contestó-;
me tengo que llevar a cuatrocientas personas.
Pasó una semana y cuando el peregrino
se volvió a encontrar con ella
que regresaba de su viaje la interpeló indignado:
– ¡Me dijiste que ibas a matar
sólo a cuatrocientas personas
y mataste a tres mil!
La Plaga le respondió verazmente:
– ¡Eso no fue así!
Yo sólo maté a cuatrocientas,
como te previne.
A las otras dos mil seiscientas no las maté yo:
las mató el Miedo.”