LA FUERZA DE NUESTROS PIES
Desde el día que tu naciste, yo creí en la ilusión, dentro de mi, que podría caminar por ti; Imaginé que colocaría tus pies sobre los míos
y te llevaría por los caminos que yo juzgase mas tranquilos y seguro. De esta manera, tu nunca pisando espinas o vidrios
y jamás te cansarías de caminar, esa sería eternamente mi responsabilidad.
...y fue así durante un buen tiempo. Caminé por ti, para ti. De repente, el tiempo me avisó bruscamente que esa deliciosa tarea
no la haría mas en mi vida; tus pies crecieron y y no conseguía equilibrio encima de los míos.
Hoy, estoy obligada a verte trillar esos caminos que jamás te llevaría,
ahora solo me permites ocasionalmente estar junto a tu lado con tus pasos largos que no puedo acompañarte.
Asistí a tus tropiezos, siempre atenta a levantarte si me lo permitías;
a veces siento que me extendías la mano en busca de socorro,
otras me la negabas como orgullo para probar que eres capaz de erguirte y curarte de tus propias heridas.
Así fuimos viviendo y siento una nostalgia inconmensurable de aquellos tiempos que precisabas de mi para conducirte,
para soportar tu peso sobre mis pies, sobre mi corazón.
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