La amistad es a veces un lazo más fuerte que la sangre,mas fuerte que los lazos que puedan crear los matrimonios de otros. A un amigo, a uno de verdad, yo lo he elegido. Y él me ha elegido a mí. Algo más grande de lo que pueda parecer. Ese pacto de elección no deja de ser la base por la que nos entregamos a formar nuestra propia familia en brazos de otro.
Hay gente que no lo entiende, que jamás podrá entender que para ti ese amigo o esa amiga sean más que alguien de tu familia, que te importen más que tu hermana, que tu tío, que tu cuñado, que incluso tu padre o tu madre.
Pues que no lo entiendan. Lo único que puedo deducir de esa incomprensión es que ellos no han tenido la suertede dar con ese tipo de amigos que encuentras para no perderlos, para que formen parte para siempre de tu vida,con los que la generosidad no se mide y el contacto nunca se pierde, con los que no mides lo que dices y puedes ser tú, aunque los veas menos de lo que te gustaría.
Gente que sabe que siempre te tendrá ahí, gente a la que siempre tendrás.
Vale, tal vez no sea siempre. Siempre es algo demasiado rotundo y definitivo y nunca se sabe lo que deparará el futuro. Las personas entran y salen de tu vida, aunque en muchos casos el poso quede.
Pero eso es aplicable no solo a los amigos, también a la familia. También hermanos, padres, tíos y primos quedan a veces en el camino.
Mi familia, ese núcleo en el que el amor no falta y nos ayudamos unos a otros, la forman aquellos que yo decido. Y puede que en ella estén personas engarzadas por la amistad y que no estén otras cuya muerte me daría derecho a disfrutar de un permiso en el trabajo.
Mi familia es cambiante. Crece, aparecen nuevos miembros. Y a veces también salen otros. No es una institución estática e impermeable.
Tengo suerte. En mi familia hay padres, madres, hermanos, cuñados, sobrinos, tíos.. y también hay unos cuantos buenos amigos.
No forman parte de mi familia algunas personas que, por derecho genealógico, deberían estar ahí. No les echamos en falta. Si a alguien hay que echar de menos es a aquellos que no está porque la muerte se los llevó.
También es una enseñanza a transmitir a mis hijos. De nuevo, dando ejemplo es la mejor forma de hacerlo
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