Mi mundo ha cambiado,
ahora es abrumado
triste y desolado,
sin lugar a donde huir.
Por ella...
el único mar
donde quiero navegar;
el último horizonte
que debo alcanzar,
el compás de mis latidos;
la eterna melodía
que escuchan mis oídos.
Por ella...
que se ha convertido
en el aire que respiro,
en el corazón de mi vida
en la razón de mi alegría,
por ser mi poesía...
El alma de mis versos,
y sólo tengo su desprecio;
cuando anhelo sus labios,
y el calor de su aliento...
Sí... mi mundo ha cambiado,
porque ahora estoy de ella
perdidamente enamorado.
(Wilfredo Rojas)