Está cercano el día en que la gente habrá de separarse amorosamente.
Y sin reproche alguno, sin una queja, desatarán el lazo de la pareja.
Habrá, por el contrario, sólo dulzura, cuando los dos se digan con gran ternura:
“Ya lo ves, camarada, llegó el momento en que a ambos nos lleven distintos vientos…”
“Y quiero que tú sepas, mi ser amado, ¡que te agradezco tanto lo transitado!”
“Fue precioso el sendero que recorrimos…, ¡y ha sido invalorable lo que crecimos!”
“El uno para el otro fue un dulce espejo…, ¡y cuánto que aprendimos de ese reflejo!”
“Si a veces difirieron nuestras visiones, nos aceptamos siempre sin condiciones…”
“Y honraste mi camino, como yo el tuyo, sin mezquindad alguna, y sin orgullo…”
“¡Gracias por la dulzura, por el cariño, y por andar alegres como dos niños…!”
“¡Gracias por regalarme tu luz brillante, y por la frase justa en cada instante…!”
“¡Maravilloso ha sido el estar juntos…!, más la vida hoy nos lleva por nuevos rumbos…”
“Que si un ciclo se agota, siempre es mejor, darse un último beso sintiendo amor…”
“Y en esta despedida, -ya algo más sabios…-, ¡dejemos que las almas besen los labios…!”
Y así, el separarse, en un futuro, será sólo otra cara del amor puro…
Porque en la Nueva Tierra, sin excepción, ¡nadie borrará a nadie del corazón!
Y aunque se reconozca lo necesario de seguir cada uno su itinerario…
Y aunque a ambos les surja decir “adiós…”, y aunque nuevas parejas formen los dos…,
…de una manera bella, indefinida…, ¡se seguirán amando toda la vida…!
Jorge Oyhanarte
|