Dormir poco, engorda
Una investigación de una especialista de la Universidad de Chicago, Eve Van Cauter, publicada en la revista Annals of Internal Medicine señala que dormir poco altera las hormonas y puede favorecer la obesidad. En conclusión: Dormir poco, aumenta el apetito y engorda.
Así que en las dietas y programas de adelgazamiento habrá que suprimir, aparte de las grasas y los hidratos, otras actividades tales como ver crónicas marcianas, salir de juerga por las noches hasta altas horas de la mañana o dejarse llevar por el insomnio. Los jóvenes adolescentes tendrán que conectarse menos a Internet y escuchar música diurna.
Según el citado estudio, la privación parcial de sueño altera los niveles de las hormonas que regulan el hambre y el apetito. La leptina le dice al cerebro que al cuerpo no hace falta más comida. La grelina es la hormona que nos provoca la sensación de hambre. Pues bien, la investigación realizada 12 varones voluntarios sanos entre 20 y 25 años que durmieron sólo cuatro horas por noche durante dos días fue concluyente. Experimentaron un descenso del 18% en la leptina y un aumento del 28% en los niveles de grelina.
Osea, con la carencia de sueño, las hormonas le dan señales inequívocas al cerebro que favorecen comer mucho más.
Los voluntarios de este experiemento, tras dormir las citadas cuatro horas por noche durante dos días, experimentaron, un incremento del 24% en su apetito y un aumento del deseo de dulces, como caramelos y galletas; comidas saladas, como patatas fritas y frutos secos, y alimentos harinosos, como pan y pasta. El deseo de fruta, verduras o productos lácteos aumentaba mucho menos.
El equipo de la Universidad de Chicago se ha sugerido la falta de horas de sueño con el problema de la obesidad. Uno de los grandes problemas en los Estados Unidos y que ya ha empezado en España a ser relevante (ver La obesidad en España).
En los últimos 40 años, las sociedades avanzadas han reducido su tiempo medio de sueño -dos horas de media en los Estados Unidos-; paralelamente en este país el número de obesos se ha incrementado de forma alarmante (de sólo uno de cada cuatro adultos con sobrepeso y uno de cada nueve obesos hace cuarenta años se ha pasado en la actualidad a dos de cada tres adultos con sobrepeso y casi uno de cada tres obesos).
Pues... a dormir.